-Occidente reconoce que es el islamismo el que obliga a huir a los cristianos de Gaza y otras lugares de la Autoridad palestina como Belén.
-Occidente reconoce que Israel facilita a los visitantes, peregrinos y turistas el paso a Belén, indicando "las calles de Belén son una fiesta. México, Indonesia, Nigeria, Rusia… nunca antes había habido tantos peregrinos de todo el mundo...".
-Occidente reconoce como el islamismo destruye e impide la vida de los cristianos, sus escuelas y sus lugares de reunión, ver el ejemplo de Gaza en este reciente articulo publicado en La Vanguardia de Barcelona el 30-12-2013
Los últimos cristianos de Gaza. La presión de los islamistas reduce la comunidad en la franja a sólo 1.300 personas
“Estábamos en el colegio y desde una mezquita vecina nos apedrearon”, relata una niña de 15 años
“Estábamos en el colegio y desde una mezquita vecina nos apedrearon”, relata una niña de 15 años
Los islamistas de Al Qaeda y de otros grupos atacan a la Iglesia en distintos lugares de Oriente Medio. En Siria, instan a monjas y sacerdotes a abandonar sus conventos e iglesias para convertirlos en mezquitas. “En Gaza, quieren que quede limpia de infieles y se islamice totalmente”, cuenta preocupado el padre franciscano español Artemio Vitores, natural de Palencia y que lleva 43 años en la región. “He vivido siete guerras y dos intifadas –añade–, me preocupa lo que ocurre en Gaza con la comunidad cristiana y espero que la visita del Papa en mayo contribuya a poner fin a esta injusticia”.
Mientras prepara la misa del gallo en la basílica de la Natividad de Belén, el fraile saluda a monjas y familias de la franja que han recibido un permiso especial israelí para visitar la ciudad por Navidad. De forma discreta, algunos confiesan que han decidido no volver a Gaza a causa de la “situación” con Hamas.
Fuera, las calles de Belén son una fiesta. México, Indonesia, Nigeria, Rusia… nunca antes había habido tantos peregrinos de todo el mundo. Entre los cientos de boy scouts que desfilan en la plaza de la Natividad, una niña de 15 años, Laris Tarazi, que nos relata su historia en un inglés perfecto: “Hace poco estábamos ensayando una obra de teatro en el patio del colegio cristiano de Gaza y desde la mezquita vecina nos apedrearon. Tras muchas generaciones en la franja, toda mi familia ha decidido aprovechar las Navidades e instalarse en Ramala”. Su hermana Tara, de 18 años y estudiante de informática, añade que en la Universidad Islámica de Gaza obligaron a sus hermanas mayores a ponerse un velo y a quitarse la cruz que llevaban al cuello.
Nabil, padre de Laris y Tara y alto funcionario del Ministerio de Vivienda palestino, no puede esconder su pesar cuando recuerda el barrio de Rimal, en Gaza, en el que nació y vivió; el club cristiano, al que acuden parte de los 1.300 católicos, ortodoxos y baptistas de la zona, y la casa que tuvo que abandonar. Explica que, cuando Hamas subió al poder, sus líderes anunciaron la necesidad de “un mundo islámico puro”, por lo que muchos cristianos se fueron ya a Cisjordania, Canadá, Australia, Estados Unidos, América Latina... Nabil denuncia que hace unos años empezó un nuevo fenómeno: las conversiones forzadas al islam.
“Conozco unos once casos de conversiones –dice Nabil–, pero seguramente hay más. Algunos lo hacen por miedo, pero luego celebran las fiestas cristianas en secreto”. Grupos salafistas apoyados por Hamas asesinaron también a un vecino de la familia, Rami Ayad, acusado de difundir libros del Nuevo Testamento.
El resultado de esta presión es que la comunidad cristiana de Gaza continúa disminuyendo. Hace 50 años, un 20% de los ciudadanos de la franja eran cristianos, mientras que ahora rondan los 1.300. De los 600 que acudieron esta Navidad a Cisjordania, no está claro cuántos volverán.
El padre Manuel, de 74 años, apodado el Papa de Gaza por su buena relación con todos los grupos cristianos, con la comunidad musulmana e incluso con las autoridades de Hamas, dejó su parroquia en el 2009 y se trasladó a Bir Zeit, cerca de Ramala.....Mientras prepara la misa del gallo en la basílica de la Natividad de Belén, el fraile saluda a monjas y familias de la franja que han recibido un permiso especial israelí para visitar la ciudad por Navidad. De forma discreta, algunos confiesan que han decidido no volver a Gaza a causa de la “situación” con Hamas.
Fuera, las calles de Belén son una fiesta. México, Indonesia, Nigeria, Rusia… nunca antes había habido tantos peregrinos de todo el mundo. Entre los cientos de boy scouts que desfilan en la plaza de la Natividad, una niña de 15 años, Laris Tarazi, que nos relata su historia en un inglés perfecto: “Hace poco estábamos ensayando una obra de teatro en el patio del colegio cristiano de Gaza y desde la mezquita vecina nos apedrearon. Tras muchas generaciones en la franja, toda mi familia ha decidido aprovechar las Navidades e instalarse en Ramala”. Su hermana Tara, de 18 años y estudiante de informática, añade que en la Universidad Islámica de Gaza obligaron a sus hermanas mayores a ponerse un velo y a quitarse la cruz que llevaban al cuello.
Nabil, padre de Laris y Tara y alto funcionario del Ministerio de Vivienda palestino, no puede esconder su pesar cuando recuerda el barrio de Rimal, en Gaza, en el que nació y vivió; el club cristiano, al que acuden parte de los 1.300 católicos, ortodoxos y baptistas de la zona, y la casa que tuvo que abandonar. Explica que, cuando Hamas subió al poder, sus líderes anunciaron la necesidad de “un mundo islámico puro”, por lo que muchos cristianos se fueron ya a Cisjordania, Canadá, Australia, Estados Unidos, América Latina... Nabil denuncia que hace unos años empezó un nuevo fenómeno: las conversiones forzadas al islam.
“Conozco unos once casos de conversiones –dice Nabil–, pero seguramente hay más. Algunos lo hacen por miedo, pero luego celebran las fiestas cristianas en secreto”. Grupos salafistas apoyados por Hamas asesinaron también a un vecino de la familia, Rami Ayad, acusado de difundir libros del Nuevo Testamento.
El resultado de esta presión es que la comunidad cristiana de Gaza continúa disminuyendo. Hace 50 años, un 20% de los ciudadanos de la franja eran cristianos, mientras que ahora rondan los 1.300. De los 600 que acudieron esta Navidad a Cisjordania, no está claro cuántos volverán.
Un pariente de Nabil Tarazi, Kamal, era el oficial cristiano de más alto rango de la policía palestina en la franja antes del golpe de Estado de Hamas, en el 2007. En las Navidades del 2010, Kamal nos contó en Belén –donde se había refugiado– cómo grupos islamistas de Gaza atacaban iglesias incluso con misiles y quemaban bibliotecas cristianas. Hace pocos días, alguien nos contó que había vuelto a Gaza en julio y se había convertido al islam.
El día de Navidad logramos hablar con él por teléfono: “Me llamaron desde Gaza y me dijeron que mi casa estaba destruida. Y es lo único que tengo. Volví a Gaza por la frontera egipcia y encontré mi casa en ruinas. Sentí que mi vida estaba en peligro y por eso me convertí al islam”, explica. “Ahora –añade–, me preguntan por qué no voy a rezar cinco veces al día y siento que mi vida vuelve a estar en peligro. Mi único deseo es irme de Gaza
HENRIQUE CYMERMAN
Belén. Corresponsal
MOHAMED SALEM / REUTERS