Debemos recordar la visita de Juan Pablo II a la Sinagoga de Roma el 13 Abril 1986 donde dijo:
"La religión judía no nos es extrínseca, sino, en cierto sentido es intrínseca a nuestra religión. Tenemos pues con ella un vínculo que no tenemos con ninguna otra religión. Vosotros sois nuestros hermanos preferidos y podría decirse, nuestros hermanos mayores", así como la oración depositada por el Papa en el Muro durante su histórica visita a Israel en Marzo del 2000, donde rezaba “queremos comprometernos en una autentica fraternidad con el pueblo de la Alianza”.
La respuesta judía a esta aproximación de la Iglesia Católica fue el documento “Dabrú Emet” (A decir verdad) en el año 2000, firmado por un numeroso grupo de rabinos“.
Asi mismo debemos recordar las visitas de Benedicto XVI a Auschwitz y las sinagogas de Colonia y Nueva York, a Israel en el año 2009 y por último a la Gran Sinagoga de Roma el 17 de Enero de 2010, precisamente
el día dedicado a las relaciones judeo- cristianas, cuando el Papa recalcó que los Diez Mandamientos son comunes a las dos religiones y donde hizo la siguiente reflexión sobre el Decálogo: “Las Diez Palabras o Diez Mandamientos, que proceden de la Torá de Moisés, constituyen la antorcha de la ética, de la esperanza y del
diálogo, son la estrella polar de la fe y de la moral del pueblo de Dios, e iluminan y guían también el camino de los cristianos.Constituyen un faro y una norma de vida en la justicia y en el amor, un "gran código" ético para toda la humanidad. Las "Diez Palabras" iluminan el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, según los criterios de la conciencia recta de toda persona humana.
También manifestó que.. “Cristianos y judíos tienen en común una gran parte de su patrimonio espiritual, rezan al mismo Señor y tienen las mismas raíces, pero con frecuencia permanecen desconocidos los unos de los otros. Nos corresponde a nosotros, en respuesta a la llamada del Señor, trabajar para que permanezca siempre abierto el espacio del diálogo, del respeto recíproco, del crecimiento en la amistad, del testimonio común frente a los desafíos de nuestro tiempo que nos invitan a colaborar por el bien de la humanidad en este mundo creado por Dios, el Omnipotente y el Misericordioso”.
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